viernes, 12 de septiembre de 2014

Pablo Gaona Miranda: “Estoy en calma, se hizo justicia”

Los apropiadores Haydée Raquel Ali Ahmed y Salvador Norberto Girbone recibieron penas de 6 y 8 años, respectivamente. El TOF 5 consideró que el militar Héctor Girbone, acusado de ser el entregador, fue partícipe y lo condenó a 8 años.


Rodeado de familiares, compañeros de militancia, amigos y otros nietos restituidos, Pablo Javier Gaona Miranda, secuestrado al mes de vida junto a sus padres, escuchó la sentencia que le devolvió algo de justicia a su historia.
Luego de dictaminar que los hechos juzgados son crímenes de lesa humanidad, el Tribunal Oral Federal Número 5 condenó a los apropiadores Haydée Raquel Ali Ahmed y Salvador Norberto Girbone a 6 y 8 años de prisión, respectivamente. Y el coronel retirado y padrino de Pablo, Héctor Girbone, imputado como entregador, recibió la pena de 8 años. En una sentencia con sabor a poco, los jueces Oscar Hergott, Gabriel Nardiello y Adriana Palliotti entendieron que Héctor Girbone sólo fue partícipe de este hecho, y no autor.
Tanto la querella de Abuelas como la fiscalía habían solicitado 12 y 13 años de prisión para Ali Ahmed y Salvador Girbone, respectivamente, y 15 años para Héctor Girbone.
Durante el alegato, Abuelas justificó el pedido de pena a Girbone: “Fue el entregador de Pablo, conocía de primera mano los hechos de terrorismo de Estado que se estaban llevando a cabo, sabía de secuestros, centros clandestinos de detención y torturas y sabía perfectamente que el bebé que entregó era hijo de desaparecidos”.
El militar era el encargado de la seguridad perimetral de la guarnición militar de Campo de Mayo, donde funcionó una maternidad clandestina y varios centros de detención. Allí cumplía funciones el obstetra Ricardo Lederer, que firmó el falso certificado de nacimiento del bebé.
Sobre el matrimonio apropiador, que nombró al militar entregador como padrino de Pablo, los abogados dijeron que “eran plenamente conscientes de que el bebé era hijo de desaparecidos”: “Ellos sabían el origen y que no serían sancionados por su conducta, fueron quienes mantuvieron la mentira día a día”.
Desde la vereda opuesta, Héctor Girbone, al decir las últimas palabras ante el tribunal, reivindicó el terrorismo de Estado y provocó: “La apropiación de bebés no es un delito de lesa humanidad, no hubo plan sistemático, ni hubo prácticas ilegales. Todas son conjeturas sin pruebas”.
Aunque las penas finalmente fueron bajas, la familia celebró que, luego de tantos años de lucha, se logró condenar a los responsables de la sustitución de identidad de Pablo, de aquellos que decidieron que no debía conocer su verdadera historia, que no debía reencontrarse con sus orígenes. “Estoy en calma, se hizo justicia”, resumió Pablo al término de la audiencia.

El caso
Pablo nació el 13 de abril de 1978. “Era el primer nieto, el primer sobrino, nosotros estábamos contentos, queríamos hacerlo de un equipo, de otro”, contó su tío Rigoberto Gaona durante el juicio. “Nos juntamos el 14 de mayo del ‘78 porque era una fiesta patria paraguaya”, recordó. A la salida de ese encuentro donde la familia conoció a Pablo, el bebé de un mes y sus padres, Ricardo Gaona Paiva y María Rosa Miranda, fueron secuestrados. “No sabemos dónde se los llevaron. Ellos iban para su casa y nunca más los vimos”, concluyó Rigoberto.
En las audiencias, los tíos y la Abuela paterna de Pablo relataron cómo fue la búsqueda y las primeras denuncias que realizó la familia. También recordó la persecución que sufrió su familia en años de dictadura, cuando toda su familia fue secuestrada durante un día. “Cuando volvió la democracia fuimos al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) a dejar la sangre de toda la familia. Siempre fuimos a las marchas del 24 de marzo, siempre hemos acompañado la búsqueda. Nosotros somos muy futboleros, lo buscábamos en los partidos de fútbol, en la cancha y hoy lo encuentro en un ámbito más rico que el fútbol, el de la militancia”, remató.
Por su parte, Pablo relató a los jueces cómo vivió todos esos años: “Desde que tengo uso de razón me dijeron que era adoptado y que me habían traído de Misiones, hasta la adolescencia no hice muchas preguntas sobre la adopción. En realidad como me dijeron que era adoptado nunca pedí los papeles. De adolescente, me acuerdo que me pregunté por qué en mi DNI decía que yo era de San Fernando si había nacido en Misiones. Me respondieron que era para facilitar los papeles”. Luego, Pablo narró cómo avanzaron las dudas: “Alrededor de 2001 empiezo a sospechar, primero por estas cuestiones: porque estaba anotado en San Fernando, porque había un familiar militar que es mi padrino… Pero pasé muchísimos años tratando de negármelo a mí mismo. Hasta 2008 se fue incrementando la duda, cada vez que escuchaba hablar a un nieto restituido, o una Abuela o Madre (de Plaza de Mayo) me conmovía”.
“Un día con una discusión le dije (a la apropiadora) que iba ir a Abuelas porque creía que podía ser hijo de desaparecidos. Al otro día ella se sienta llorando y me dice que podía ser hijo de desaparecidos, me nombra a Héctor y me dice que él era muy joven y no sabía lo que hacía”, reconstruyó Pablo. Luego, los apropiadores le dieron distintas versiones y trataron de hacerle creer que quien lo había entregado era Ángel Girbone, padre de Héctor. “Lo que me parece más creíble es la versión de 2008, cuando (la apropiadora) se pone a llorar y dice que fue Héctor, de hecho esa fue la pauta que me hizo dudar”, concluyó.
En 2012, Pablo finalmente dio el paso y se acercó a Abuelas para plantear sus dudas. El 1º de agosto de ese año, supo que es hijo de Rosa y Ricardo. “Recibir la noticia después de años de búsqueda fue sensacional. Conocí a mi familia, eso es lo más lindo. Después recuperar la vida de uno es el día a día, trato de a poco, no puedo reconstruir los 34 años de una”, reflexionó ante los jueces y concluyó: “Más allá de la sensación que pueda tener, yo también lo hice por ellos (su familia) porque trato de ponerme en la piel de mi Abuela y de mis tíos y no me explico cómo pudieron aguantar 34 años de búsqueda, de ausencia. También por mis padres Ricardo Gaona y María Rosa Miranda, que continúan desparecidos”.


lunes, 8 de septiembre de 2014

Mañana se conocerá la sentencia en el juicio por la apropiación de Pablo Gaona Miranda

(Gacetilla de prensa)

            Abuelas de Plaza de Mayo informa que el martes 9 de septiembre, a partir de las 9.30, el TOF Número 5 escuchará las últimas palabras de los imputados y, luego, entre las 13.30 y las 14, se prevé que dé a conocer el veredicto en el juicio por la apropiación de Pablo Gaona Miranda, secuestrado junto a sus padres al mes de vida y restituido el 1º de agosto de 2012.
            Tanto la querella de Abuelas como la fiscalía solicitaron a los jueces Oscar Hergott, Gabriel Nardiello y Adriana Palliotti penas de 12 y 13 años, respectivamente, para  Haydeé Raquel Ali Ahmed y Salvador Norberto Girbone, quienes inscribieron a Pablo como hijo biológico, y de 15 años para el teniente coronel retirado Héctor Girbone, acusado de ser el entregador.
  

El caso
            Pablo nació el 13 de abril de 1978 y fue secuestrado el 14 de mayo de 1978, al mes de vida, junto a sus padres, María Rosa Miranda y Ricardo Gaona Paiva. Ese día, habían participado de un encuentro familiar en la casa de los padres de Ricardo. Se despidieron y nunca más se supo de ellos.
            El 29 de junio de 2012, un joven se acercó a Abuelas con dudas sobre su origen. Ante los fuertes indicios de que podía ser hijo de desaparecidos, fue derivado inmediatamente a la CONADI para que pudiera realizarse el examen de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos. El joven sabía que no era hijo de quienes lo criaron pero la historia narrada era que lo habían traído desde la provincia de Misiones. Desde 2001, se preguntaba si podía ser hijo de desaparecidos y en 2008 manifestó estas dudas a su apropiadora y le dijo que iba a acercarse a Abuelas. Luego de algunas vueltas, la mujer le confirmó su sospecha y confesó que lo había entregado su padrino, Héctor Girbone, coronel retirado y primo de su apropiador.
            El 1° agosto de 2012, el BNDG confirmó la verdadera identidad de Pablo Javier Gaona Miranda. Él pudo conocer su verdadera identidad y reencontrarse con sus tíos, primos y una Abuela que siempre lo esperó.

El juicio
            Los imputados dirán sus últimas palabras en la Sala SUM de los Tribunales de Comodoro Py 2002, en el barrio porteño de Retiro. Luego, la audiencia continuará alrededor de las 13.30 o 14 horas en la sala Auditórium. Los mayores de 18 años pueden ingresar a las salas con DNI.
            Más información, en nuestra web, www.abuelas.org.ar, en el blog  http://juicioporapropiacionpablogaonamiranda.blogspot.com.ar, en Twitter @abuelas difusión, y en el perfil de Facebook “Abuelas de Plaza de Mayo - Sitio Oficial”
            Esperamos que la sociedad y los medios de comunicación nos acompañen en esta última audiencia del juicio que busca juzgar a los responsables de la sustitución de identidad de Pablo Gaona Miranda.



viernes, 29 de agosto de 2014

Continúan las audiencias del juicio por la apropiación de Pablo Gaona Miranda, con el alegato de la defensa y las réplicas

          
Abuelas de Plaza de Mayo informa que el martes 2 de septiembre, a las 9 horas, continuarán las audiencias del juicio por la apropiación del nieto Pablo Gaona Miranda, desaparecido junto a sus padres y restituido el 1º de agosto de 2012. En esta jornada, alegará la defensa, se escucharán las réplicas de la querella y la fiscalía, y, probablemente, el Tribunal Oral Federal Nro. 5 dé a conocer su veredicto.
            Los jueces Oscar Hergott, Gabriel Nardiello y Adriana Palliotti juzgan a los apropiadores de Pablo, Salvador Norberto Girbone y Haydeé Raquel Ali Ahmed, quienes lo inscribieron como hijo biológico, y a Héctor Girbone. Este último, además de primo de Salvador Girbone, en 1978 era teniente primero con desempeño en la Escuela de Caballería de Campo de Mayo y luego fue oficial de Inteligencia, y está acusado de ser quien entregó a Pablo al matrimonio Girbone - Ali Ahmed.
           
El caso
            Pablo nació el 13 de abril de 1978 y fue secuestrado el 14 de mayo de 1978, al mes de vida, junto a sus padres, María Rosa Miranda y Ricardo Gaona Paiva. Ese día, habían participado de un encuentro familiar en la casa de los padres de Ricardo, en Villa Martelli. Se despidieron y nunca más se supo de ellos.
            El 29 de junio de 2012, un joven se acercó a Abuelas con dudas sobre su origen. Ante los fuertes indicios de que podía ser hijo de desaparecidos, fue derivado a la CONADI para que pudiera realizarse el examen de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos. El joven sabía que no era hijo de quienes lo criaron pero la historia narrada era que lo habían traído desde la provincia de Misiones. Desde 2001, se preguntaba si podía ser hijo de desaparecidos y en 2008 manifestó estas dudas a su apropiadora y le dijo que iba a acercarse a Abuelas. Luego de algunas vueltas, la mujer le confirmó su sospecha y aseguró que lo había entregado su padrino, un coronel retirado, primo de su apropiador.
            El 1° agosto de 2012, el BNDG confirmó que el joven era Pablo Javier Gaona Miranda. Pablo pudo conocer su verdadera identidad y reencontrarse con sus tíos, primos y una Abuela que siempre lo esperó.

El juicio
En la última audiencia, tanto la querella de Abuelas de Plaza de Mayo como la fiscalía solicitaron las siguientes penas: 12 años de prisión para la apropiadora Ali Ahmed; 13 para su marido, Salvador Girbone; y 15 años para el teniente coronel retirado Héctor Girbone, quien habría entregado a Pablo.
La audiencia del próximo martes se desarrollará en la Sala A, en la planta baja de los Tribunales de Comodoro Py 2002, en el barrio porteño de Retiro. Los mayores de 18 años pueden ingresar a la sala con DNI.
            Más información, en nuestra web, www.abuelas.org.ar, en el blog  http://juicioporapropiacionpablogaonamiranda.blogspot.com.ar, en Twitter @abuelas difusión, y en el perfil de Facebook “Abuelas de Plaza de Mayo - Sitio Oficial”
            Esperamos que la sociedad y los medios de comunicación nos acompañen en este último tramo de este juicio que busca juzgar a los responsables de la sustitución de identidad de Pablo Gaona Miranda.

Ciudad de Buenos Aires, 29 de agosto de 2014.


lunes, 25 de agosto de 2014

Apropiación de Pablo Gaona: pidieron penas de hasta 15 años

Fuente: Infojus
Hoy fue el turno de los alegatos de la querella y la fiscalía en el juicio por la apropiación del nieto recuperado Pablo Gaona Miranda. En el banquillo están sus apropiadores (quienes lo criaron) y el coronel retirado Héctor Girbone, señalado como el entregador.
Por: Natalia Biazzini
La querella de las Abuelas de Plaza de Mayo alegó esta mañana por la apropiación de Pablo Javier Gaona Miranda, nieto restituido en 2012. Sus padres María Rosa Miranda y Ricardo Gaona están desaparecidos desde mayo de 1978. El abogado Alan Iud pidió hoy 12 años para la apropiadora Haydée Ali Ahmed y 13 para su marido, Salvador Girbone. Para el tercer imputado, el teniente coronel retirado Héctor Girbone, pidió 15 años por haber entregado al niño.  Más tarde alegará la fiscalía a cargo de Pablo Parenti. El juicio está a cargo el Tribunal Oral Federal 5, y la audiencia se desarrolla en el subsuelo de Comodoro Py. Los alegatos estaban previstos para la semana pasada pero no pudieron alegar por falta de tiempos del Tribunal.
El juicio empezó el lunes 11. Ese mismo día, declaró Pablo frente a los imputados, con quienes compartió 35 años: “Por más que sea un proceso doloroso, creo que es necesario contar y estar acá. También lo hago por mis padres, que continúan desaparecidos”.
Desde chiquito, Pablo supo que no era hijo biológico de Salvador ni de Haydée. En 2008, hubo una discusión entre Pablo y Haydée y él le dijo que iba a ir a Abuelas de Plaza de Mayo para averiguar sobre su identidad.  Al otro día de la pelea, la mujer lo sentó y llorando le pidió que no se hiciera el estudio de ADN porque ella y su marido podrían terminar presos. Y le mencionó al primo de su padre, Héctor.
Por la culpa, Pablo esperó y procesó sus sentimientos por cuatro años, hasta que en 2012 se hizo los estudios de ADN y dieron positivo.
En la primera audiencia, además, declararon los tres imputados, que negaron los cargos en su contra. “No tuve absolutamente nada que ver con la obtención de Leandro”, aseguró el teniente coronel Girbone ante los jueces Gabriel Nardiello, Oscar Hergott y Adriana Palliotti.
En el mismo sentido, Salvador y Haydée dijeron que antes de “obtener” a Pablo, habían traído a dos chicas de Misiones y que las anotaron como hijas adoptivas. Salvador contó que un tío – ya fallecido- le hizo el contacto con una mujer de San Martín, que fue la que le entregó el bebé de tres meses, en julio de 1978. Al niño lo fueron a buscar a la casa de la mujer, pero Salvador no recuerda la dirección de la casa.
La querella alegó que el certificado de nacimiento lo fraguó el médico militar Ricardo Nicolás Lederer. El falso documento tenía su firma y decía que el niño había nacido en un hospital de Virreyes. Lederer había trabajado con Héctor en una guarnición militar en la provincia de Salta unos años antes. La querella describió la extensa trayectoria de Lederer como médico ginecológico y agregó que el militar se suicidó días después de la restitución de Pablo.
En mayo de 1978, Ricardo tenía 21 años y María Rosa, 28. Eran militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en el partido de Vicente López. A un mes de ser padres, el 14 de mayo de 1978, salieron de su departamento de Barrio Norte y fueron a visitar a un familiar, en Villa Martelli. En algún momento del regreso a su casa, miembros del Ejército los secuestraron a los tres. A Ricardo y a María Rosa nadie los volvió a ver, y Pablo hoy declara en el juicio por ellos.
El último testigo declaró el martes pasado, fue el tío menor de Pablo, Julio César Gaona. “El 14 de mayo se juntó toda la familia en mi casa y conocimos a nuestro primer sobrino, Pablo Javier. Fue la primera vez que lo vimos hasta el 1 de agosto de 2012 que lo recuperamos”, dijo emocionado el tío de Pablo, que tenía 14 años en 1978. Gaona contó el allanamiento que sufrieron días antes en su casa y que los militares le pegaron a sus padres, que estaban enfermos. Sobre el reencuentro con el sobrino recuperado, dijo: “Es muy movilizante tenerlo a Pablo Javier con nosotros, es idéntico a su papá”.

jueves, 21 de agosto de 2014

Laura Rodríguez: “En una discusión la apropiadora pidió llorando a Pablo que no fuera a Abuelas”

La segunda audiencia del juicio por la apropiación de Pablo Gaona Miranda contó con los testimonios de María Laura Rodríguez, del equipo de Presentación Espontánea de Abuelas de Plaza de Mayo; de Mariana Sulkes, quien en 2012 trabajaba en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi); de Belén Rodríguez Cardozo, directora del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), quien declaró junto a otras tres profesionales de ese organismo; y de Verónica Almada, del Ministerio de Defensa.
En esta audiencia se logró reconstruir cómo fue el proceso de restitución de identidad de Pablo, desde que fue recibido con dudas en Abuelas y derivado con urgencia a la Conadi, hasta que se logró la extracción de sangre y se arribó a la conclusión científica de que su perfil genético incluía con el de la familia Gaona Miranda en un 99,99999 por ciento.

EL TESTIMONIO DE MARÍA LAURA RODRÍGUEZ
María Laura Rodríguez trabaja desde hace 9 años en el área de Presentación Espontánea de Abuelas de Plaza de Mayo y fue quien recibió a Pablo Javier Gaona Miranda en la institución cuando planteó las dudas que tenía sobre su identidad.
En su declaración ante el TOF 5 explicó que el área atiende un promedio de 500 personas por año, y que en este tiempo ella personalmente atendió más o menos a la mitad. Y amplió: “Los jóvenes se acercan para resolver el tema de su origen biológico. La diferencia más grande está entre quienes sospechan que son hijos de desaparecidos y los que no. Fundamentalmente los acerca a Abuelas saber si son hijos de desaparecidos.
Se contactan por mail o teléfono y luego los atendemos personalmente. Les preguntamos en qué fundan sus dudas. Tratamos de que la entrevista sea cómoda. Ese relato lo ordenamos y extraemos la información más pertinente. Se completa un cuestionario y se firma un acta para enviar a la Conadi. También se fotocopia documentación”.
Ese formulario tiene datos duros sobre la persona, como nombre, apellido, datos de contacto, nombre de personas que lo criaron, ocupación de ellos, cuánto tiempo de vida tenía en la primera foto suya que le mostraron, vínculos de la familia con las fuerzas, cómo fue el parto, datos del nacimiento, como el peso, etcétera. “Todos los campos son relevantes. Lo que priorizamos tiene que ver con lo que sale del relato sobre sus dudas y lo que sabe respecto de su origen. Por ejemplo, quién lo entrega. Y algo que por la experiencia hipotetizamos, que es que los padrinos y madrinas tienen una relación importante con la entrega de ese bebé”.
En junio de 2012, Laura atendió a Pablo en Abuelas. Al respecto, contó cómo fueron los primeros contactos con él: “Pablo llamó por teléfono. Nosotros tenemos la agenda muy ocupada y recuerdo que justo cuando llamó alguien había cancelado su turno y le dimos entrevista para ese mismo día o el siguiente. Eso fue importante porque Pablo estaba muy nervioso. Él había escrito un mail un año antes pero no se había animado a llamar. Pablo dijo que había sido importante que lo atendiéramos en el momento”.
Además, detalló: “Fue la entrevista más difícil que hice. Estaba muy nervioso, tenso. No se soltaba a hablar mucho, me contó que le había salido una alergia en esa semana. Dijo que no había hablado con nadie de sus dudas o sospechas de ser hijo de desaparecidos. Eso me llamó la atención porque es un tema re duro y difícil de llevar solo”.
En el encuentro, Pablo contó que “había sido criado con dos hermanas, que a los tres les habían dicho que habían sido traídos de Misiones”. Luego, Laura explicó que en la entrevista detalló cómo comenzaron sus dudas: “Él confió en ese relato hasta aproximadamente el año 2001. En esos años, entra al Colegio Militar. Esto lo mencionó en relación a una crisis que había tenido. Ahí empezó a preguntarse la posibilidad de ser hijo de desaparecidos. En 2008, estaba mal y en una discusión con la mujer que lo crió le plantea que estaba sospechando que podía ser hijo de desaparecidos y que iba a ir a Abuelas. Ella se larga a llorar y le dice que no vaya porque ella también pensaba eso y podían ser detenidos. Lo había entregado un primo que era militar. Eso le dijo la mujer que lo crió. Me parece que en esa discusión se entera que lo entregó él. Cuando le pregunté por el padrino, me dijo que era esta persona. Le pregunté también, y puso cara de desconcierto, si después de esa discusión la relación había cambiado y me dijo que sí, que lo trataban mejor. Todo esto me dio la pauta de que podía ser hijo de desaparecidos”.
Ante esta situación, Laura llamó directamente a la Conadi. En ese momento -narró- los formularios se enviaban a ese organismo del Estado cada 20 días. “Esto creo que fue un viernes y el lunes siguiente llamé a Conadi para que le dieran un turno rápido para analizarse”. Al respecto, puntualizó: “En el formulario dice ‘analizar’, con mayúscula. Es la primera vez que pongo en una entrevista eso. Para que se visualice bien, es un destacado. Al día siguiente hábil llamé a Conadi, dije que iba a mandar unos papeles y expliqué la prioridad que había que darle al caso. El llamado y este pedido de que se haga rápido no lo hago siempre, era la primera vez. Me atiende Mariana Sulkes y comentamos el caso. Recuerdo que ella decía '¿pero es hijo de desaparecidos?'. Le expliqué que lo suponía pero que no podía confirmarlo sin el análisis. Creo que esa misma tarde le dieron el turno para analizarse a los dos días”.
En la entrevista, Laura le planteó a Pablo lo que les dice a todos: que estadísticamente es baja la probabilidad de que sea hijo de desaparecidos.  “Él estaba muy seguro de ser hijo de desaparecidos. Le expliqué que íbamos a mandar los papeles a Conadi y que desde ahí lo iban a llamar para darle un turno para el análisis".
Para concluir, contó que el día que recibió la noticia del resultado Pablo fue a Abuelas. “He hablado en dos o tres ocasiones o en alguna oportunidad chateamos. Él estaba mucho mejor. Este Pablo que atendí en la entrevista y estaba tan tenso era otro, estaba más abierto y tranquilo. Y eso lo decía, y que se animaba a hacer cosas”.


EL TESTIMONIO DE MARIANA SULKES
Por videoconferencia desde Bariloche, declaró también Mariana Sulkes, quien trabajaba en Presentación Espontánea (PE) de Conadi en el momento en que Pablo recuperó su identidad. 
Sobre su caso, declaró: “En ese momento en el área de PE yo estaba encargada de organizar la agenda de turnos en el BNDG y de dar el resultado a quienes no son hijos de desaparecidos. En función de esa tarea recibo un llamado de PE de Abuelas en el que me comentan que habían hecho una entrevista con Pablo y que ameritaba un examen lo más rápido posible. En el caso de Pablo, por los datos que él había aportado a la entrevista, él comentaba que la persona de crianza le había contado que era hijo de desaparecidos y que lo había entregado un padrino. El primer paso para ese legajo fue el análisis, luego se pidió documentación. Laura durante la entrevista le hace firmar a Pablo el acta que acepta la intervención de Conadi”.
Luego, Mariana explicó que lo llamó a Pablo y le comentó del análisis que debía hacer en el BNDG. “Él pidió que fuera esa semana y le dieron turno para el 4 de julio”, concluyó.


EL TESTIMONIO DE BELÉN RODRÍGUEZ CARDOZO
Luego de leer el informe del BNDG y explicar cuestiones técnicas sobre los análisis y las compatibilidades genéticas, Belén Rodríguez Cardozo ofreció una definición contundente: “En este caso había una familia altamente completa por lo que teníamos mucha información para reconstruir al padre desaparecido. Se arribó a un 99,99999 por ciento. No hay margen de error”.


miércoles, 13 de agosto de 2014

Pablo Gaona Miranda: “Recibir la noticia después de años de búsqueda fue sensacional"

Luego de la lectura del requerimiento de elevación a juicio y de los testimonios de los tres imputados, Pablo Gaona Miranda declaró el lunes en el juicio que intenta condenar a los responsables de su apropiación. A continuación declaró su Abuela paterna Justa Paiva y tres de sus tíos Gaona Paiva: Rigoberto, Gilberto y Oscar. Fueron seis horas ininterrumpidas de testimonios conmovedores que ya comienzan a echar luz sobre la verdad.

EL TESTIMONIO DE PABLO GAONA MIRANDA
En su testimonio Pablo Gaona Miranda declaró con entereza, frente al tribunal Oral Nº 5, pero también frente al militar que lo habría entregado, Héctor Girbone, y quienes lo ocultaron, anotaron y criaron como hijo propio durante 34 años, Salvador Norberto Girbone y Haydeé Raquel Ali Ahmed.
Pablo narró: “Desde que tengo uso de razón me dijeron que era adoptado y que me habían traído de Misiones, hasta la adolescencia no hice muchas preguntas sobre la adopción. En realidad como me dijeron que era adoptado nunca pedí los papeles. De adolescente, me acuerdo que me pregunté por qué en mi DNI decía que yo era de San Fernando si había nacido en Misiones. Me respondieron que era para facilitar los papeles”. Luego Pablo narró cómo avanzaron las dudas: “Alrededor de 2001 empiezo a sospechar, primero por estas cuestiones: porque estaba anotado en San Fernando, porque había un familiar militar que es mi padrino… Pero  pasé muchísimos años tratando de negármelo a mí mismo, porque el hecho de pensar que podía ser hijo de desaparecidos era un pesar muy grande. Hasta 2008 se fue incrementando la duda, cada vez que escuchaba hablar a un nieto restituido, o una Abuela o Madre (de Plaza de Mayo) me conmovía”. Pero el desenlace ocurrió en una discusión, como en tantos otros casos: “Un día con una discusión le dije (a la apropiadora) que iba ir a Abuelas porque creía que podía ser hijo de desaparecidos. Al otro día ella se sienta llorando y me dice que podía ser hijo de desaparecidos y me nombra a Héctor y me dice que él era muy joven y no sabía lo que hacía. Ahí no hablamos más del terma hasta que se entera que dio (el resultado de ADN como hijo de desaparecidos)”. Pablo cuenta cómo siguió su relación con los apropiadores, con quienes vivía hasta ese momento: “Hasta el 29 de diciembre de 2012 no se habló mas del tema, me daba mucha culpa. A nadie le gustaría estar acá pero para poder restituir mi identidad tenía que hacerlo. Saber la verdad es genial peor yo sabía que no iba a ser fácil”. Y avanza sobre la reacción de los apropiadores: “La reacción, fue que se sintieron mal, después me empezaron a preguntar quiénes eran mis padres, cuándo nací”. Y a continuación se explaya sobre las versiones contradictorias y engañadoras que le dieron sobre la llegada a esa casa: “Cuando se enteran hay una primera versión: que me habían ido a buscar a un lugar de monjas en san Fernando y que por eso me anotaron en san Fernando. Les pregunté por qué me anotaron ese día y dijeron que el día que tomaron contacto conmigo. También indagué si Héctor tenía algo que ver y primero que sí, después no. No sabían qué responder. Nuevamente les pregunté quién me entregó, y dijeron que sí. La versión de que me entregó Ángel (Girbone, padre de Héctor) aparece cuando hago la declaración ante la Justicia. Ahí me dicen que el que me entregó fue que él, que hizo los trámites era Ángel”. Le preguntan si esa versión es creíble y Pablo responde: “No, no me parece creíble. Lo que me parece más creíble es la versión de 2008, cuando (la apropiadora) se pone a llorar y me dice que fue Héctor, de hecho esa fue la pauta que me hizo dudar”. En cuanto a sus apropiadores cuenta: “Me llamaron Leandro. Salvador tenía una fábrica de etiquetas y Raquel trabajaba como costurera y durante un tiempo en casas de familia. Cuando conocí a Ángel Girbone era jubilado, lo veíamos asiduamente. Con Héctor, su hijo, teníamos mucho contacto de chicos, pero cuando empezó a viajar nos veíamos menos”. Le preguntan sobre el médico que firmó su partida de nacimiento apócrifa: “No sabía quién había firmado la partida, hasta que empecé con todo esto. Ricardo Lederer. se conocían con Héctor porque habían coincidido en el año de mi apropiación en el mismo destino, él era médico en Campo de Mayo, a donde había estado Héctor”, aclara. En cuanto a la asimilación de la noticia de ser hijo de desparecidos Pablo responde: “Recibir la noticia después de años de búsqueda fue sensacional, conocí a mi familia, eso es lo más lindo. Después recuperar la vida de uno es el día a día, trato de a poco, no puedo reconstruir los 34 años de una”, reflexiona y agrega: “De mis padres voy sabiendo lo que me cuenta mi familia Gaona Paiva y Miranda. Eran militantes del ERP en la zona de villa Martelli. El domicilio nuestro era en Barrio Norte. Mi papá era mecánico dental y trabajaba en una portería y mi mamá no sé”. Y concluye sobre la importancia de juicio: “Más allá de la sensación que pueda tener, yo también lo hice por ellos (su familia) porque trato de ponerme en la piel e mi abuela y de mis tíos y no me explico cómo pudieron aguantar 34 años de búsqueda de ausencia. También por mis padres Ricardo Gaona y María Rosa Miranda, que continúan desparecidos”. Sobre su presente dice: “Yo milito con Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de las 400 hermanos que aún falta encontrar, junto a otros nietos restituidos".


EL TESTIMONIO DEL TÍO RIGOBERTO GAONA PAIVA
Rigoberto Gaona Paiva es el mayor de los hermanos Gaona. También declaró sobre la búsqueda de su sobrino restituido y de su hermano y cuñada desaparecidos. “Mi hermano tenía 21 años cuando desapareció, María Rosa era mi cuñada. Mi hermano era mecánico dental y militaba en la Juventud Peronista de Villa Martelli, se conoció con mi cuñada militando, ahí, ella estaba en el ERP y terminaron los dos militaron en el ERP. Ellos ayudaban a la gente. Los veía seguido. Primero fueron compañeros de militancia y después cuando mi cuñada quedó embarazada la cosa se puso más seria”, rememora. Con respecto a su sobrino Pablo cuenta: “Vi al bebé una sola vez, y tengo la culpa de que no quise alzarlo… era tan chiquito que me daba miedo, tenía un año y un mes. Y eso es una cosa que me quedó (se emociona) porque después pasó tanto tiempo en llegarlo a ver ahora y a conocer. Era el primer nieto, el primer sobrino, nosotros estábamos contentos, queríamos hacerlo de un equipo, de otro, fue la primera y la última vez que lo vi. Y a mi hermano y cuñada también”. Rigoberto cuenta que ese encuentro se produjo en la casa de sus padres, y que se juntaron para celebrar la independencia de Paraguay (su país de origen) y la llegada de Pablo. “Nos juntamos el 14 de mayo del 78 porque era una fiesta patria paraguaya. Después no sabemos dónde se los llevaron. Ellos iban para su casa y nunca más los vimos. No sabemos si llegaron a su casa y los llevaron de ahí, o en el camino”. Luego describe el derrotero de la búsqueda infructuosa al principio: “Los primeros días, mi tía que ya no está y mi hermana hicieron la denuncia, pero no se la quisieron tomar en ningún lugar. Después la hicieron en un organismo de derechos humanos, y en el 79 cuando vino la Comisión Interamericana de Derechos Humanos también, ahí tomé dimensión de lo que estaba pasando, yo fui a hacer la denuncia. Yo pensaba que era mi hermano, cuñada y algunos más habían desparecido del barrio, pero no. Recuerdo que a nosotros, los extranjeros la denuncia nos las tomó (el secretario Ejecutivo de la Comisión) Edmundo Vargas Carreiro. Tiempo después, me llegó una carta de Estados Unidos preguntándome si yo sabía algo. Me quede mal, sentí una decepción, porque pensé que era una joda, una mentira, cómo me iban a preguntar a mí dónde estaba”. Rigoberto también recuerda la persecución que sufrió su familia en años de dictadura: “A fines del 79 vinieron y se llevaron a toda mi familia detenida, yo no porque era viernes y había salido. Se los llevaron a la madrugada y los tuvieron hasta la noche del otro día. No me daban ninguna información, nadie me decía nada, le juro que pensé en matarme. Fui al lugar que trabajaba y mi patrón que tenía un militar amigo me dijo que me iba a ayudar. Al otro día aparecieron todos. Cuando volvió la democracia fuimos al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) a dejar la sangre de toda la familia. Siempre fuimos a las marchas del 24 de marzo, siempre hemos acompañado la búsqueda” Y sobre la búsqueda de su sobrino confiesa: “Lo busqué siempre, hoy puedo hablar, antes me hacían el vacío mis amigos, mis vecino, ahora me preguntan, me escuchan, porque ahora es distinto. Lo buscaba siempre, nosotros somos muy futboleros, lo buscábamos en los partidos de fútbol, en la cancha y hoy lo encuentro en un ámbito más rico que el fútbol, el de la militancia”. Por último agradece y recuerda el día del encuentro: “Yo lo esperaba y agradezco a las Abuelas y a todos los que buscan. Me llamó la hija de Estela Carlotto (Claudia Carlotto, directora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad) y me dijo que tenía que ir, y yole dije no puedo ir ahora. Le pregunté hasta qué hora estaban y me dijo que hasta que llegara y ahí se me prendió la lamparita. Dejé la carga (porque soy fletero) y me fui. Me llamó María José (Lavalle Lemos), Cocó, y le pregunté si estaba ahí y me dijo lo habíamos encontrado. Yo entonces le dije que lo atara, que no se fuera hasta que yo llegara”, dice entre risas. “Fuimos a Abuelas, hablamos poquito, estuve toda la semana llorando y emocionado. Ahora presente estoy feliz, me inyectaron felicidad”, concluye.

EL TESTIMONIO DE LA ABUELA JUSTA PAIVA
La Abuelas paterna de Pablo Gaona también declaró sobre la desaparición de su hijo, su nuera y su nieto. “desaparecieron en una reunión familiar, esa noche desaparecieron”, luego le preguntan cómo se enteró de la desaparición: “Yo trabajaba en una casa y el encargado del trabajo de mi hijo me llamó ahí para decirme que hacía 15 días que no iba a trabajar. Ahí empezamos a buscar, ninguna comisaria nos quiso tomar la denuncia”, recuerda. Sobre su desaparición rememora: “Me llevaron detenida una vez, a mí a mi esposo y a dos hijos, nos llevo la Policía Federal, estuvimos en la calle Moreno. Me hacían preguntas de dónde estaba mi hijo. Y yo decía, por qué me preguntan a mí, si ellos sabían”. Sobre la búsqueda de Pablo contó: “Nosotros fuimos a dar la sangre al Hospital Durand (donde funciona el BNDG) y por eso supo, se entero”. Del encuentro con su nieto primogénito dice: “Me acuerdo que lo encontramos. A él lo encontraron, pero a mi hijo no. Lo mataron. Él tenía sus ideas no era asesino ni chorro era buenísimo, mi hijo, que siempre lo extraño y me hace falta. Hace poco tuve que hacer un tratamiento psiquiátrico porque estaba muy deprimida, pero haber encontrado a Pablo me ha servido para calmar esas angustias”. Y concluye: “Yo sufrí mucho todos estos años porque no sabía qué había pasado con mi nieto, hasta que apareció”.

EL TESTIMONIO DEL TÍO GILBERTO GAONA PAIVA
Gilberto Gaona Paiva es otro de los hermanos de Ricardo y tío de Pablo Gaona Miranda. Recuerda: “Desaparecieron el día que nos reunimos en lo de mi madre en Villa Celina, La Matanza, porque era la fecha de la independencia paraguaya y para conocer al primer nieto y sobrino. Mi hermano era paraguayo, llegó a los 12 años a la argentina”. Sobre el hallazgo dice: “Estoy muy alegre de conocer a mi sobrino, es muy parecido a mi hermano y a mi cuñada”.

EL TESTIMONIO DEL TÍO OSCAR GAONA PAIVA

El último en declarar en la extensa audiencia del lunes fue el tío menor, Oscar Gaona Paiva. Como sus hermanos recordó el día en que desapareció el matrimonio de su hermano Ricardo y María Rosa junto con su sobrino, los años de angustia y búsqueda y la felicidad del encuentro. Sobre el final pidió al Tribunal: “Quiero justicia, sin rencor, sin odio, pero quiero justicia. Sólo la justicia hace que estas cosas no vuelvan a suceder. Pienso mucho en mi mamá, en todo lo que debe haber sufrido, porque si yo como hermano sufriendo, no imagino lo que ha sido para ella”. Y remató: “Vengo a pedir un poco de justicia, porque un acto de justicia trae otro acto de justicia”.

jueves, 7 de agosto de 2014

Comienza el juicio por la apropiación del nieto restituido Pablo Gaona Miranda

(Gacetilla de prensa) 

            Abuelas de Plaza de Mayo comunica que el lunes 11 de agosto, a las 9, comenzará el juicio por la apropiación del nieto Pablo Gaona Miranda, desaparecido junto a sus padres el 14 de mayo de 1978, cuando tenía un mes de vida, y restituido el 1º de agosto de 2012.
            El TOF Número 5, integrado por los jueces Oscar Hergott, Gabriel Nardiello y Adriana Palliotti, juzgará a los apropiadores de Pablo, Salvador Norberto Girbone y Haydeé Raquel Ali Ahmed, quienes lo inscribieron como hijo biológico, y a Héctor Girbone. Este último, además de primo de Salvador Girbone, en 1978 era teniente primero con desempeño en la Escuela de Caballería de Campo de Mayo y luego fue oficial de Inteligencia, y está acusado de ser quien entregó a Pablo al matrimonio Girbone - Ali Ahmed.

El caso
            Pablo nació el 13 de abril de 1978 y fue secuestrado el 14 de mayo de 1978, al mes de vida, junto a sus padres, María Rosa Miranda y Ricardo Gaona Paiva. Ese día, habían participado de un encuentro familiar en la casa de los padres de Ricardo, en Villa Martelli. Se despidieron y nunca más se supo nada de ellos.
            El 29 de junio de 2012, un joven se acercó a Abuelas con dudas sobre su origen. Ante los fuertes indicios de que podía ser hijo de desaparecidos, fue derivado a la CONADI para que pudiera realizarse el examen de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos. El joven sabía que era adoptado pero la historia que le contaban era que lo habían traído desde la provincia de Misiones. Desde 2001, se preguntaba si podía ser hijo de desaparecidos y, en 2008, manifestó estas dudas a su apropiadora y le dijo que iba a acercarse a Abuelas. Luego de algunas vueltas, la mujer le confirmó su sospecha y aseguró que lo había entregado su padrino, un coronel retirado, primo de su apropiador.
            El 1° agosto de 2012, el BNDG confirmó que el joven era Pablo Javier Gaona Miranda. Pablo pudo conocer su verdadera identidad y reencontrarse con sus tíos, primos y una Abuela que siempre lo esperó.

El juicio
            En esta primera audiencia, además de la lectura de requerimientos y la indagatoria a los acusados, está previsto que declaren Pablo Gaona Miranda; su Abuela paterna, Justa Paiva; y tres de sus tíos paternos: Oscar, Gilberto y Rigoberto Gaona.
            Luego, el martes 12 de agosto, a las 14.30, prestarán testimonio María Laura Rodríguez, integrante del Equipo de Presentación Espontánea de Abuelas de Plaza de Mayo, que fue quien entrevistó a Pablo cuando se acercó con dudas sobre su identidad; Mariana Sulkes, quien trabajaba en la CONADI, y peritos del Banco Nacional de Datos Genéticos. Las demás audiencias están previstas para el martes 19, el lunes 25 y el martes 26 de agosto, cuando se esperan las palabras finales y el veredicto.
            Las audiencias se desarrollarán en la Sala Auditórium, en el subsuelo de los Tribunales de Comodoro Py 2002, en el barrio porteño de Retiro. Los mayores de 18 años pueden ingresar a la sala con DNI.
            Más información, en nuestra web, www.abuelas.org.ar, en el blog  http://juicioporapropiacionpablogaonamiranda.blogspot.com.ar, en Twitter @abuelas difusión, y en el perfil de Facebook “Abuelas de Plaza de Mayo - Sitio Oficial”
            Esperamos que la sociedad en general y los medios de comunicación acompañen en este nuevo proceso que busca juzgar a los responsables de la sustitución de identidad de uno de nuestros nietos.

Ciudad de Buenos Aires, 7 de agosto de 2014.